A pesar de que hay evidencias de la utilización de maderas tropicales en América antes
de la llegada de los españoles, como es el caso del chicosapote (Manilkara sapota) en los
templos mayas, y caoba (Swietenia macrophylla) para la construcción de canoas (cayucos
y pipantes) en todo América Central, la historia del aprovechamiento forestal en la
región se inicia con la explotación de ‘logwood’ (Haematoxylon campaechianum) como
fuente de colorante y caoba para la construcción de barcos para la colonia española
durante el siglo XVII (Dawkins y Philip 1998, Calvo 2000). En los siglos siguientes caoba
fue particularmente muy cotizada; su bajo peso específico que le facilita flotar, permitió
que se extrajeran los árboles cercanos a los ríos aprovechando la red hidrográfica.